Ficus and Ficus
Estudios de diseño
y comunicación

Sylvia Bustamante Gubbins, Madrid Flower School

Ficus People

Sylvia Bustamante Gubbins, Madrid Flower School

«Todo nuestro esfuerzo ha sido en Instagram. Gracias a una buena estrategia en esa red, personas de toda España y Latinoamérica han viajado a Madrid para recibir nuestras clases»

Han pasado cientos de alumnos, una pandemia y millones de flores en el primer año de esta gran escuela, dedicada al 100% a la belleza floral. Sylvia Bustamante, con su brillante trayectoria, se asentó en Madrid y decidió regalarle a la ciudad un espacio único en el que cada día decenas de creadores aprendieran los secretos mejor guardados sobre diseñar con flores.

 

Cuenta con un equipo de profesionales y docentes elegidos por ella con su criterio e instinto especial, el mismo con el que diseña los programas profesionales, los cursos, los espacios de trabajo o elige las flores de cada arreglo floral. Sylvia trabaja con el corazón, ella es así y no puede hacerlo de otro modo. ¿Los resultados? Un universo absolutamente único del que quieren formar parte creadores de los cinco continentes, alumnos que siempre repiten y piden más, una biblioteca de imágenes inolvidables y trabajos solo a la altura de los más grandes floristas del mundo.

 

Y nosotros, trabajamos con ellos. ¡Ueeeeeee!

¿Qué tienen las flores?
Cautivan con su belleza, con su estar. No hablan, se mueven imperceptiblemente, viven más allá de la muerte, se transforman según la estación, se enferman si no las cuidas. Las flores están al alcance de todo el mundo, a la vera de las carreteras, en un patio baldío, en un árbol. Las flores mientras más salvajes, más entretenidas. Los diseñadores trabajamos mayoritariamente con flores de invernadero y está en nosotros ponerlas a bailar según la música que teníamos en mente.

 

En un momento tan complicado, ¿qué crees que suma en cada uno, el trabajo artesanal y creativo?
Cada ser humano es un creador per sé. Aunque olvidemos nuestra esencia y nuestra mente se imbuya de jerarquías que el mundo admite como respetables, más tarde o más temprano valoramos lo hecho a mano, lo original. Cuando un alfarero se sienta con la rueda entre las piernas y moldea el barro, se conecta con los miles de hombres que poblaron esta tierra. Es un trabajo mágico que detiene el tiempo, expresa una voz en un timbre único y que finalmente, sirve a la comunidad, ya sea de manera práctica o estética.

 

¿Cómo está siendo la experiencia de emprender un negocio así?
Tener mi propia empresa era un desafío pendiente y a pesar de la pandemia, de estar en un país que no es el mío, ha sido maravilloso. Pasé muchos años dedicados a la crianza y mi trabajo de periodista freelance. He descubierto que me encanta trabajar en equipo y que elijo bien a la gente.

 

¿Grandes tropiezos y obstáculos?
Asistí a dos de las mejores escuelas de diseño floral en Occidente y a decenas de workshops con grandes diseñadores. Estaba preparada para el proyecto floral. Pero tengo una enfermedad inmunológica que me obliga a hacer pausas.

El mejor día
El día de la inauguración fue genial. No conocía al 80% de la gente que asistió, pero todos estaban emocionados por el proyecto. ¡La pasión por las flores existe!

 

El peor
El día que firmé el arriendo de un local que era magnífico pero no cumplía normativas vigentes. Pagué el noviciado.

 

¿Qué sueñas para Madrid Flower School?
Como un lugar para ser feliz. Las flores me han dado una felicidad inusitada. Y quiero que todas las personas que tomen una clase con nosotros, vivan esa experiencia, aprendan diseño y puedan vivir de su pasión.

 

¿Cómo has creado el equipo?
Mi primer eslabón en España fue mi sobrina Patricia: una joven inteligente, chispeante y con la energía inacabable. Y en paralelo, Instagram. Hace años empecé la cuenta @floristasdelmundo para publicar diseñadores que admiraba y en The Luxonomist. Entonces, mucha gente me empezó a escribir y generé mis propias redes. ¿El resultado? Un equipo MA-RA-VI-LLO-SO. Trabajamos muchísimo y lo pasamos genial.

 

¿Cuál es la misión de tu escuela?
Entregar el conocimiento que los diseñadores de hoy necesitan para ser profesionales exitosos, creando belleza para momentos cotidianos y épicos. Ser una comunidad a la cual los alumnos puedan volver para nutrirse, apoyarse y actualizarse.

¿Qué herramientas de marketing son y han sido fundamentales para crecer y asentarte?
No tenemos hasta hoy página web (va a salir pronto!). Todo nuestro esfuerzo ha sido a través de Instagram. Esa ha sido nuestra carta de presentación durante un año. Y gracias a ella, personas de todos los rincones de España y también México, El Salvador y Marruecos han viajado para recibir clases. Esta ha sido la primera herramienta. Luego, crear una base de contactos y mantenerla al día.

 

Si tuvieras que quedarte con una, sería:
Sin duda, Instagram es la herramienta y red social de los floristas.

 

¿En tu día a día, es posible cumplir horarios y ser rígido con no exceder las horas de trabajo?
Es muy gracioso. Abrí la escuela porque no quería trabajar los fines de semana. Sin embargo, para sostener una empresa pequeña no hay horarios. ¡Espero que vayamos rectificando!

 

¿Algún día te planteas que el vértigo de emprender no vale la pena?
Estaba aterrada antes de empezar, pero después me quedé con una frase: «Cuántas veces tenemos miedo a la oscuridad, solo para descubrir una vez dentro, que no había nada que temer»

 

Cuentas con grandes amistades en el mundo floral, los mejores artistas del sector, ¿cómo ven ellos MFS?
Están súper ilusionadas. Muchas diseñadoras ya han venido a hacer clases aquí y quieren repetir. Y otras quedaron en espera por la pandemia. Nada es más gratificante para mí que seguir esta cadena que ellas empezaron al darme su tiempo y confianza.

 

¿Qué tal Ficus and Ficus? 🙂
El trabajo de Ficus & Ficus ha sido vital. Su compromiso con el proyecto, su conocimiento del mercado y los medios, y su asertividad me han sorprendido. MFS no tendría la presencia que tiene en España y Latinoamérica sin su dedicación. Además, su calidez humana y saber estar hace que trabajar con ellos sea un agrado.

 

Fotos por orden de aparición: Daniela Rodrigues, Maria Lamb, Macarena Achurra

 

Sylvia Bustamante Gubbins, Madrid Flower School
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